sábado, 22 de noviembre de 2014

¡Qué suerte tenéis!

Sí es cierto. Tenemos una suerte increíble de dedicarnos (casi casi) a tiempo completo a algo que nos gusta. Donde nos sentimos realizados y donde aprendemos con cada proyecto. En Agosto estábamos grabando sobre un teatro en Berriozar, en Septiembre filmábamos a una banda de zombis y en Noviembre aprendimos un nuevo significado de "independencia".

Echando la vista atrás, ha sido un año increíble. Hemos conocido personas de un valor incalculable en cada proyecto, hemos trabajado con gente más que dispuesta a facilitarnos las cosas. Individuos tan involucrados, que anteponían la visión del equipo antes de imponer la suya personal. Y sí, podría decirse que ha sido suerte pero (entre nosotros), la suerte no existe. El camino hay que labrarlo.
Nos sorprende cuando la gente piensa que hemos tenido "suerte". La suerte de juntarnos con un equipo, de realizar 30 cortometrajes en un año, de tener la posibilidad de hacer videoclips, anuncios de tv, spots para asociaciones con un carácter social muy marcado...

Pero nada hubiera sido posible sino fuera por el trabajo y la dedicación que hay detrás. Las tardes reunidos en una bajera, en un estudio, en una casa o buscando un lugar que inspirase para dar con esa idea que te come las neuronas. Las discusiones, los bolígrafos gastados y las pizarras manchadas. Las horas montando delante del ordenador, los días para dar con el Fx que más sorprenda...

Nos encantan los sueños porque parecen inalcanzables y no hay nada más atrevido y descarado que desafiar las leyes de lo imposible.
¿Un héroe? Ícaro. Intentó llegar donde nadie se atrevió. Sí, en mitad de camino pensó "joder... fíjate que me ha dicho mi padre que no volase cerca del sol pero ¿y lo tentador de llegar, donde nadie ha llegado?"
El joven griego dio su vida por una idea. Hoy no es recordado como un héroe sino como un loco. "El hombre que intentó tocar el sol con alas de cera y plumas" Ya... pero al menos lo intentó.

Y en definitiva ahí reside la esencia de la suerte, en saber cuánto estás dispuesto a arriesgar por una idea. Si unos segundos, unos meses o toda una vida. En caso de elegir la última opción, si sale mal, se reirán de ti aquellas personas que decidieron esperar a que te golpearas contra el suelo y desistieras. Pero si sale bien, atribuirán tu esfuerzo y el valor que pusiste a tu fracaso, a algo místico y sensorial como la suerte. No nos engañemos, no te engañes,la suerte es
para quien se la trabaja y arriesga.





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